Saliendo de nuevo en medio de la noche, nos dirigimos a los «escuchaderos» habituales. Llevo varios días sin encontrar el lugar donde solía esperar a que llegaran esos momentos, cuando todo hierve a nuestro alrededor. Hoy lo he vuelto a intentar pero no he sabido leer las referencias del camino.
La escucha se presentaba poco halagüeña: una temperatura de 3-4 C, cielo encapotado con precipitaciones suaves, después de una tarde de momentos de lluvias intensas.
¿El resultado? El imaginado: todos los árboles del bosque chorreando agua, gotas que caen contra la hojarasca,… menos mal que no hacía viento, por el aumento de las gotas que caen al suelo. En un ambiente así las audiciones son milagrosas. Todo es ruido de hojas golpeadas y movidas por el agua que cae de las ramas. Aún así algún pequeño rumor constante y localizado podría haber delatado a alguno de los «duendecillos» que pueblan el bosquete, micromamíferos claro; y quizás esa serie que parecía desplazarse, fueran los pasos de otro animal mediano…
En fin, una tarde para olvidar si no fuera por la ausencia de los gritos del cárabo. Debería comenzar a marcar sus territorios, a delatar sus nupcias. Desde el colapso del invierno-primavera del 2013 no lo hemos vuelto a oír, quizás sea aún una fecha demasiado tempranera.
De momento, una gran población de pequeños roedores y otros diminutos mamíferos están, sin demasiados enemigos, gozando de fiesta.
Día: 2015-01-22
Hora: 19:00-20:00
Temperatura 3-4ºC
Suelo húmedo y resbaladizo
Cielo cubierto, buena visibilidad por reflejo urbano, lluvias intermitentes.