El otro día, tuve la suerte de salir al campo con dos eminencias de la orquideología a varios centenares de kilómetros a la redonda. Salir de “paseo” bajo una climatología adecuada, ampliar conocimientos y disfrutar de la mezcolanza del paisaje, la vegetación y la conversación es una de las mejores combinaciones para asegurar un rato memorable.
En uno de esos momentos, surge la pregunta; ¿Pero realmente la Ophrys lupercalis y la Ophrys bilunulata son dos especies? Uno de mis acompañantes ni lo dudó. En su opinión hay motivos para pensar que a partir del grupo “fusca” han evolucionado para convertirse en dos especies diferentes.
Desde el nivel temporal, funcionan como “cronoespecies”, bilunulata florece con anterioridad, lupercalis es más tardía; aunque es cierto que existe cierto solapamiento en este periodo. De igual forma, funcionan como “entomoespecies”, ya que sus polinizadores son específicos para cada una de ellas. En efecto, tanto a Andrena flavipes en bilunulata como a Andrena nigroaenea en lupercalis “les cuesta menos a ellos que a nosotros diferenciarlas” y en muchas ocasiones discriminándolas totalmente.
Andrena son polinizadores de varias especies de Ophrys, mediante pseudocópulas. Impresiona imaginar las “argucias” acaecidas en la carrera evolutiva de estas orquídeas para garantizarse su “fidelidad”.
¿Cómo podemos identificarlas? ¿En qué parámetros podemos compararlas? Evidentemente, las feromonas no nos ayudan demasiado (hasta dónde yo sé, al menos directamente) pero, aunque la cosa no sea fácil seguro que hay algún truco. Aun así, me decanto a pensar que es más sencillo reconocer a estas plantas que a sus correspondientes insectos.
En la literatura suele haber muchas referencias a la orla amarilla del labelo y a otros caracteres más notorios. Lamentablemente, mi acompañante tiende a no considerar estas reseñas tan llamativas como absolutas.
Sin embargo, algunos de estos rasgos son identificables en el campo:
Pilosidad: O. lupercalis suele mostrar una pilosidad de color blanquecino más patente en la “garganta” que O. bilunulata.
Orla amarilla del labelo: en O. bilunulata frecuentemente suele presentarse; sin embargo, no es un carácter exclusivo de esta especie, ya que aparece en muchas otras.
Proyección del color del labelo: O. bilunulata prolonga la coloración del labelo más allá de la garganta y hacia dentro de ella de forma clara. En O. lupercalis el color verde no permite que la coloración del labelo entre en ella.
Pétalos laterales: O. bilunulata los tiene más pequeños y no le dan ese aspecto de “cornamenta bovina” que luce O. lupercalis.
Tamaño de la flor: aunque este factor es seguramente el más relativo, O. bilunulata suele tener las flores algo menores.
Como resumen, más que uno o dos caracteres, es una pequeña colección de detalles los que nos permitirán asegurar nuestras conclusiones. Gracias a quien me abrió los ojos para descubrirlos…
Muy interesante!
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Jolines Xabi. A lo mejor al final aprendemos a diferenciarlas. El año que viene cuando empiecen a salir veremos si hemos aprendido la lección.
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No creas Óscar, he estado mirando fotos y no es tan fácil como parece. Hay demasiados “tiende” y “suele” para mi gusto.
Eso sí, las representadas en la imagen son rotundas y claras.
Gracias por tu comentario.
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