¿Qué os parece esta planta? Estoy convencido de que nadie en las altas esferas de Monsanto la conoce, pero la quieren eliminar del planeta. «It’s Nothing Personal, It’s Only Business» dirían casi seguro.
Kickxia, género dedicado al botánico belga Kickx, es un grupo de plantas nativas de Europa. Sin embargo esta, K. spurea ha colonizado una parte importante del mundo como invasora debido a su carácter ruderal, el motivo por el cual esos señores quieren borrarla del mapa.
Kickxia spurea es una planta que crece en los ambientes humanizados: cultivos, borde de caminos, … por eso es un bonito representante del «jardín irreverente».
En nuestro caso, su forma de crecer en almohadilla y su pilosidad, facilitaban la acumulación de detrito, lo que repercute de alguna forma a mejorar sus condiciones de vida al incrementarse el acceso a la materia orgánica.
Iruña – Pamplona 2017-08-09
La primera vez que me encontré con ella se la enseñe a IZA y me comentó algo que me impresionó: Kickxia spurea pertenece a un grupo muy variado y heterogéneo de plantas que crecen a la «sombra» de los campos de cereales, y esperan pacientemente a que los cosechen para florecer a finales del verano en las rastrojeras.
Como supondréis, las plantas ruderales suelen ser heliofilas, y claro, vivir a la sombra de las cañas les producirá un poco de claustrofobia. Pero como grandes oportunistas, una vez que desaparece la sombra tienen todo el sol para crecer y florecer; y lo hacen hasta en medio de la canícula estival. No es que estas especies solamente vivan en estos ambientes, es que han sido lo suficientemente plásticas como para acomodarse en él.
Y es que hay un gran incentivo en todo ello; ya que, una fracción significativa de su simiente se transporta alrededor del mundo dentro de los contenedores de cereal. En efecto, un volumen de cierta importancia dentro del transporte de las semillas, está realmente conformado por las semillas de las «malas hierbas» que le acompañan en los campos a modo de «polizones» no deseados. Puede parecernos irrisorio, pero es lo suficiente para que esta y otras plantas se hayan distribuido por todas las regiones del mundo dónde se cultiva su «anfitrión».
K. spurea es una planta que tiene una hermosa flor de dimensiones reducidas, color amarillo brillante y con una «boca» que recuerda a la «boca de dragón» Antirrhinun con la que está muy emparentada.
Iruña – Pamplona 2017-08-09
El problema es cuando nos encontramos con los Business. Hay una teoría en boga de muchos técnicos agrícolas que consiste en creer que, en el suelo de una finca hay una cantidad limitada y escasa de los elementos o compuestos que necesitan las plantas para vivir, en el estado en que pueden ser asimilados por estas y cuya presencia limita su crecimiento y su productividad, que es lo que realmente importa. Por esa razón, si eliminamos a la competencia, las malas hierbas, permitimos que nuestros cultivos tengan mayor acceso a estos factores limitantes.
Para una persona normal que la oiga, le parecerá totalmente lógica, pero para cualquier persona que tenga conocimientos de vegetación le parecerá al menos, simplista. La rizosfera, los simbiontes micóticos, las interrelaciones entre individuos y entre especies quedan fuera de esta visión, y es que la producción industrial exige que las condiciones sean standard, homogéneas, simples, extensas,… vamos todo lo que no ocurre en la naturaleza. Nadie sabe con certeza que es lo que ocurriría si en los cultivos modernos se intentara encauzar estas comunicaciones, cooperaciones, luchas (que también las hay) e interacciones dentro del proceso. Su estudio parece caro, y poco productivo, pero es inevitable pensar que un mundo complejo puede albergar una gran cantidad de vida, y que puede multiplicar los recursos y las posibilidades. Mientras que la simplificación del entorno genera superpoblaciones de unas pocas especies oportunistas en detrimento de una tupida red de organismos dónde la diversidad de especies es la norma.
K. spurea al borde de la carretera. Para muchas plantas ruderales, el tráfico de semillas ha contribuido enormemente a su dispersión por el mundo.
Algunas compañías de semillas venden sus productos genéticamente modificados para que, entre otras cosas, sobrevivan a los herbicidas que eliminan la «competencia». Es irónico que sean estas mismas compañías las que distribuyan las «malas hierbas» que resisten a sus propios herbicidas.
Es que, como decía aquel: «la vida se abre camino»
Iruña – Pamplona 2017-08-09
Así, por ejemplo, en la agricultura mecanizada, industrial y moderna, la tierra tiene un sólo uso, y durante todo el año espera pacientemente el que llegue la temporada de crecimiento del cultivo, generalmente en monocultivo, para no emplearse en ninguna otra actividad. Sin embargo, el uso tradicional de la tierra, permitía que, mientras no se cultivara, otros usos pudieran hacerse de la misma. El caso más simple es el del pastoreo. Una vez concluida la recolección de los cereales, el ganado podía entrar en las fincas a buscar esas hierbas, como nuestra protagonista, que «dormitaban» en el cultivar. El ganado pacía de ellas y de alguna forma las reconvertía en excrementos que abonaban la próxima cosecha. Con todo ello, el suelo era algo más que un contenedor de raíces, y toda una comunidad biótica se sustentaba sobre él. ¿El resultado? la riqueza de nuestros campos ahora añorada; y es que es más fácil decir «antes había más de esto y menos de aquello», que pensar «cuando antes se hacían estas cosas nos encontrábamos con mayor diversidad en todo».
Porque aunque seguimos sin tener ni idea de cómo lo hacen, siempre hay algunas especies que sacan partido y se amoldan a nuestros impactos, a costa de irrumpir en el escenario, dónde ya habíamos destruido el tejido de las relaciones bióticas. Es una demostración palplable de como funciona ese proceso que nadie entiende del todo pero del que se nos llena la boca al hablar: la evolución.
Taxonomía
Reino: Plantae
División: Magnoliophyta
Clase: Magnoliopsida
Subclase: Asteridae
Orden: Scrophulariales
Familia: Scrophulariaceae
Tribu: Antirrhineae
Género: Kickxia
Ornitología desde la ventana 